«Siempre Listos» es para nosotros, los Scouts Adultos, algo más que dos palabras. Las hemos repetido tantas veces que las pronunciamos en una sola voz, formando parte de nuestra vida, como el respeto a la naturaleza, la protección de los animales o la solidaridad con los más débiles.
Es una antigua divisa, efectivamente, pero que actualizamos y pusimos en práctica algunos viejos lobos y lobas de esta Andalucía nuestra del veintitrés al veinticinco de junio pasado; esa Andalucía que el mismo fin de semana ardía por uno de sus costados. Tres días en los que una veintena de voluntarios procedentes de Málaga, Sevilla y Granada, acudimos a la llamada y decidimos juntarnos en «Valle Scout», a los pies de Sierra Nevada, colaborando para que otros hermanos scouts, estos más jóvenes, pudieran hacer uso de sus instalaciones con seguridad y alegría. Algunos más no pudieron acudir como era su deseo. Se lo perdieron y los echamos de menos, pero habrá más oportunidades.
La empresa no era otra que limpiar baños, disponer tendidos eléctricos; arreglar cabañas, sanear y pintar la piscina, preparar cercados, encalar cercas y caminos, construir el tan necesario pilón y solucionar algún que otro desperfecto. Tareas a las que nos pusimos con ese amor a la cosa bien hecha que aprendimos de jóvenes, y que tanto nos caracteriza, correspondiendo agradecidos a los que en nuestra infancia hicieron lo mismo por nosotros. Y, digámoslo todo, por las ganas de estar juntos, compartir dos noches en tiendas de campaña, cocina comunitaria, canciones y muchos recuerdos. Porque, si bien no hubo marchas, construcciones o juegos, si vivimos la aventura del “aire libre en medio de la Naturaleza, entre altas montañas o entre los cerros y los árboles, los pájaros, las bestias, el mar y los ríos. Vivir en contacto con la Naturaleza, en una tienda de campaña, guisando nuestros propios alimentos y explorando”, como dijo Baden-Powell.
Y, especialmente, sentir la protección de las noches estrelladas; a las que no estamos acostumbrados en las grandes ciudades y que trajeron la memoria de otros compañeros, de siglos pasados pero muy vivos en nuestros corazones. Momentos de traer al presente vivencias, conversaciones de viejos temas con hermanos de iguales aspiraciones pero de otros lugares, muy lejos en nuestra infancia. Noche con Ceremonia de Totemnización incluida, que hubo de rescatar del baúl de los recuerdos, compartiendo, el que esto escribe, la emoción y el cariño que experimentaban los presentes, reunidos en una particular Roca de Consejo erigida para la ocasión, alrededor de una flor roja, que diría Mowgli; en este caso, una vela que proporcionaba calidez, fraternidad y misterio.
Volvimos a casa agotados, pero con ganas de volver la próxima Ronda Solar para vivir «Valle Scout», y seguir compartiendo sudores y sonrisas; contentos de haber dejado patente la huella de la manada, nuestro «Siempre Listos».
Castor caminante