Empezó el día bueno y terminó con una fuerte lluvia. Pero todo a su debido tiempo.
Estaba algo fresca la mañana del 17 de octubre cuando, tras reunirnos todo los participantes, 17 en total, iniciamos el paseo cultural por Villafranca de Córdoba guiados, amablemente, por el técnico de turismo Iván Parrillo Hidalgo y acompañados por Antonio Lillo, Presidente Federal, y Toñi Fernández, Vicepresidenta Federal de Andalucía.
Entrando por la antigua Puerta de la Aduana nos dirigimos hasta la arteria principal de la villa, la calle Alcolea. Junto al cuartel de la guardia civil lo primero que vemos es la majestuosa Torre de San Miguel. Continuamos el paseo encontrándonos con las antiguas carnicerías, edificio del siglo XVII hoy convertido en biblioteca municipal. Un poco más abajo, se erige un arco dieciochesco de ladrillo que se continúa con el antiguo pósito hoy convertido en mesón. Más adelante el Ayuntamiento nuevo con su torre del reloj, cuyo primer cuerpo data de finales del siglo XVI al que se le añadió en época barroca el reloj. Y un poco más adelante la iglesia de Santa Marina de Aguas Santas, templo del XVII aunque reformado más tarde. Por último la llamativa antigua residencia de los mayordomos de la casa ducal de Medinaceli –a cuya jurisdicción señorial estuvo vinculada la población–, edificio del siglo XVIII revestido de fuertes colores, rojo almagra y amarillo oro viejo.
Continuamos el paseo saliendo de Villafranca y dirigiéndonos al Parque periurbano de la Fuente Agria, donde se encuentra el coqueto albergue del mismo nombre. En sus terrazas paramos a descansar y reponer fuerzas para continuar con el paseo en esa hora tonta de la mañana en lo que no sabes por qué decidirte. Para algunos, desayuno tardío, para otros, cervecita mañanera.
Ya estaban empezando a entrar las nubes cuando continuamos el camino en dirección al mirador de Villafranca, situado no a mucha distancia pero con unos repechos que a más de uno puso a prueba su resistencia, menos a “Paquita” una perrilla campestre y vivaracha que se unió a nosotros y nos guió por el camino.
Mereció la pena, a pesar de las nubes, el espectacular paisaje que divisamos desde el mirador. Desde la Sierra Morena de Córdoba por la derecha, hasta la Sierra Magina de Jaén a la izquierda, pasando por el valle del Guadalquivir y la subbética al fondo. Excelente mirador para, en primavera, ver el paso de las diferentes aves migratorias que viniendo de África se dirigen hacia Europa.
Ya solo quedaba el regreso a Villafranca para dirigirnos a la Taberna “El Gallo“ del Hotel Rocío para confraternizar en una comida de hermandad y contar las incidencias del día. Entrando por sus puestas se abrió el cielo y empezó a descargar agua. Todo a su debido tiempo.
