Al comienzo de la primavera, los scouts adultos de España nos hemos reunido de nuevo en la Casa Scout de Madrid, nuestra flamante sede, para además de celebrar la asamblea anual, encontrarnos y convivir durante un fin de semana.
Tramitamos los prosaicos asuntos administrativos habituales, y en especial la aprobación de nuestro Reglamento de Régimen Interno con el que podremos solventar adecuadamente las cuestiones que surjan en nuestro funcionamiento.
Además tuvimos temas más sugestivos como la presentación del en-cuentro que ASGAEx está preparándonos para el próximo otoño en Llerena. Con una innovadora exposición nos mostraron la ciudad a la que nos invitan a asistir, y las interesantes actividades que nos tienen preparadas.
Y el entrañable momento de la concesión de las medallas Iradier a Jo-sé Antonio Lázaro Velamazan, presentado por la asociación de Aragón; y a Ángel Baspino Pazos, presentado por la asociación de Galicia.
Terminamos la asamblea con un emotivo homenaje a nuestro hermano de Madrid, Fernando Bethencourt, por el acto heroico que había protagoni-zado en el metro de Madrid unos días antes.
Finalizada la asamblea, celebramos el acto de entrega de las distinciones Trebolís a Scouts de Madrid, que fue recogido por su presidente, acompañado del presidente de MSC de España y otros miembros de su di-rectiva. Y a Exploradores de Madrid, que se entregó a sus representantes. A continuación tuvimos una cena de hermandad que en su honor habíamos preparado, en la que contamos con la presencia de Scouts de Madrid.
El domingo, como se está haciendo habitual en estos encuentros, Fidel de ASGAM nos había preparado con mucho cariño una visita cultural al mun-do de Cervantes, con motivo del cuarto centenario de su muerte que cele-bramos este año, llevándonos a la exposición que sobre nuestro más insigne escritor se está celebrando en la Biblioteca Nacional, para después pasear por el barrio de las Letras, en donde vivió, deteniéndonos en los lugares más importantes.
Entre ellos, visitamos la casa en la que vivió otro ilustre de nuestras letras, Lope de Vega, tras la cual fuimos a la imprenta de Juan de la Cuesta, hoy museo, en la que se imprimió la primera edición del Quijote, y en donde nos explicaron detalladamente como era el proceso de impresión en el siglo de Oro.
Acabamos nuestras jornadas con una comida de hermandad en la popu-lar plaza de Tirso de Molina, donde se juntan el Barrio de las Letras y el de Lavapiés, despidiéndonos hasta octubre en Llerena.
Madrid, 3 de abril de 2016
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